Morte.

Es mi corazón el que se dispersa, son mis pasos los que andan distantes, es mi camino el que cambia, y si acabas conmigo... renaceré.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Máscara blanca.

Pasan los días, las horas...
... y yo sigo con mi máscara. 

No quiero ver, no quiero oir, no quiero sentir.
Estaba escuchando una de las maravillosas sinfonías de Mozart, cuando me he dado cuenta de que solo hago daño a la gente, y que la única manera de dejar de herirles, es desaparecer.

 Me desvío por mi propio mundo, sola, vacía, loca, pero acogida en mi propia melodía, en la música, es mi sueño... esa es la vida que yo anhelo. Les hago daño al rechazarlos, al decirles que no les necesito... porque yo encuentro la felicidad en cosas, en sonidos y tactos... mientras ellos las encuentran en personas. Y yo no puedo darles ese tipo de afecto, porque no lo siento...


"[...] Antes de eso, le supliqué que no me dijera "Te quiero", porque me hacía sentir débil al no poder contestarle lo mismo.... le dije que me empezase a ver como un alma perdida que merodea por las calles sin rumbo, porque yo no iba a estar ahí para él siempre, que no era eterna y que jamás me aferraría a él...... que amo el arte, que amo el dolor, que amo la soledad y lo demás, para mí, es todo secundario [...]"

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